Llamado de las mujeres YAQUIS
ARTURO JIMENEZ ENVIADO
Hermosillo, Son. Junto a un puñado de compañeras yaquis ha tomado al menos tres veces el palacio de gobierno de Sonora, con ellas comenzó en 1994 un movimiento que, un año después, logró la fundación de una colonia donde gobiernan las mujeres indígenas porque en sus comunidades eran discriminadas por los hombres, es una activa promotora cultural de todas las etnias de la entidad y un puente entre los yaquis de Estados Unidos y los de México, además de defensora de los derechos humanos de los migrantes, que por aquí pasan en su peregrinar hacia el norte.
Pero sobre todo: es una controvertida agente de cambios dentro de la tribu yaqui y, al mismo tiempo, promotora de las más profundas tradiciones que dan identidad a los protagonistas de esa cultura.
Esperanza Molina casi nunca se separa de su cámara de video, que carga en el hombro para ayudar a burlar la muerte y al tiempo a quienes quedan protegidos dentro de las cajitas de plástico que guardan las cintas de los vhs y dvd digitales.
''Si nosotros guardamos la historia de nuestros pueblos, éstos nunca desaparecerán, porque esas imágenes pasarán de generación en generación entre los yaquis", dice la vi-deoasta, quizá la primera y la única en haber documentado in situ la ancestral Danza del Venado, pues las autoridades tradicionales suelen prohibirlo.
Esos videos, agrega Molina en entrevista, también han servido para documentar y denunciar los atropellos e injusticias sociales en las comunidades indígenas sonorenses. ''La gente, con su propia voz, hace las denuncias a las autoridades".
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