¡ ALTO a la guerra de exterminio contra las Comunidades Autónomas Zapatistas !
¡ ALTO al hostigamiento por parte del mal gobierno Federal y Estatal;
priista, perredista, panista y petista !
! Fuera el ejército y los paramilitares del territorio autónomo Zapatista !
INFORMATE CONOCELOS APOYALOS,
¡Si le pegan a uno nos pegan a tod@s!
...gente del pueblo desde abajo y a la izquierda en la Sexta Declaración de la Selva Lacandona, porque "No basta con enterrar al capitalismo, hay que sepultarlo boca abajo. Para que, si se quiere salir, se entierre más"...

abril 12, 2007

Cuento leído por el sup en campamento Cucapá

DESAFIAR Y DERROTAR AL MONSTRUO.

(Cuento contado el 10 de abril del 2007, en la comunidad indígena Cucapá de El Mayor, Baja California, México).

Hace unos meses, cuando el mes de diciembre se dejaba caer en las hojas del calendario y enero amanecía frío de incertidumbres, subí a nuestras montañas en busca en nuestros muertos que viven, aquellos hombres y mujeres a quienes llamamos “Los Vigilantes”, para preguntarle a su corazón qué es lo que nuestro paso había encontrado abajo, pero a muchas lunas de camino de nuestro suelo.

Habíamos visto y escuchado el dolor del Cucapá, el Kiliwa había hecho palabra el sufrimiento de su gente, y el Kumiai había hablado una injusticia matando su territorio. Muchas preguntas llenaban de borrones el maltrecho cuaderno del apunte primero del sexto camino del zapatista.

Callaron largo rato Los Vigilantes. Mientras la noche se abundó en sus sonidos y un silencio como campanada anunció la madrugada.

Habló entonces el más viejo, el más primero de Los Vigilantes, y así me dijo:

“Hay, por el rumbo por donde el sol camina y la estrella de arriba manda en el cielo, gente que creada fue del humo, y de los sueños de los dioses fue nacida.

Cuentan sus mayores de esta gente, que en el principio el mundo era agua y oscuridad, como una sombra húmeda, como un vientre en el que los dos dioses primeros se estaban.

Se dieron estos dioses en fumar tabaco y, con el humo como fuerza, se salieron al mundo cuando el mundo no era mundo todavía.

El uno veía, el otro era ciego.

Orden dieron estos dioses a las hormigas para que movieran la tierra y la separaran de las aguas.

Los dos dioses esperaron a que la tierra se secara, y después empezaron a hacer a todos los hombres y mujeres del mundo de una vez. Hicieron a los indígenas, a los mexicanos, a los chinos, a los americanos.

Uno de los dioses, el que veía, hacía a los hombres y mujeres a la carrera, sin pensar siquiera y sin cuidado. El otro, el dios ciego, con calma iba haciendo su trabajo y como no veía, hacía a los hombres y mujeres de acuerdo a sus sueños y al humo del tabaco de fumaba. Así fue que este dios hizo a los Cucapás.